Gracias a la efectiva intervención del Duende Bombero en el incendio que se declaró en la tienda ayer por la noche, el libro de poesía se salvó de arder en las llamas. Según el testimonio de Hans Christian Andersen, la acción del Duende no tiene ningún mérito, lo mejor es que juzgues por tí mismo.
Primero fue El Monstruo del Armario, y ahora parece que las ollas también sirven de guarida a cierto tipo de monstruos. El testigo presencial de uno de estos descubrimientos quedó un poco afectado por la visión, como puedes comprobar en el informe que presentamos.
El monstruo de la ollaAdaptación del original de La tatara-tatara-abuela
Hace mucho, mucho tiempo, vivió en un lejano país una humilde mujer, vieja y solitaria. Se ganaba la vida haciendo pequeños favores en las casas de la aldea a cambio de algo de comida o alguna prenda de ropa usada. Y siempre, siempre, lucía una bonita sonrisa en su cara que reflejaba su ánimo alegre y su espíritu feliz. Realmente parecía que nada le faltara en la vida.
La tatara-tatara-abuela
Existen un montón de cuentos cuyo autor se ha olvidado. Se pasan de generación en generación, oralmente y a través de los libros. Suelen tener muchas versiones diferentes.